Crisis higiénica en las cárceles

2011-06-27 00
La Patria
En el tema de salubridad es clave que se trabaje en programas de prevención y promoción de la salud entre los presos y sus familiares, para frenar el contagio de enfermedades como VIH y tuberculosis, que además podrían extenderse a diversas poblaciones de la sociedad. De acuerdo con la EPS Caprecom, un estudio realizado durante el primer trimestre del 2011 en las cárceles colombianas, de hombres y mujeres, arrojó que actualmente en 117 de las 141 que funcionan en todo el país, hay 289 personas infectadas con VIH y 133 que padecen tuberculosis, muchas de las cuales no llegaron enfermas a las penitenciarías, sino que fueron contaminadas luego de terminar allí debido a sus delitos.
Aunque Caldas y el Eje Cafetero no están entre las regiones del país que afrontan los problemas más críticos de este tipo, es evidente que nuestras cárceles también sufren de condiciones de hacinamiento y de higiene deficiente, que se convierten en detonantes de toda clase de crisis de salubridad, a las cuales hay que prestarles atención para evitar que se sigan propagando sin control, lo que haría aún más lamentables las ya pésimas condiciones en que se encuentran los presos, en general.
Este reporte coincide con la queja que se ha tenido en Manizales con respecto a las deficiencias que padecen la Cárcel Nacional de Varones ‘La Blanca' y la del Buen Pastor (en la que son privadas de la libertad la mujeres que han caído en la delincuencia). Al suponer que estos lugares deben actuar como centros de resocialización, se requiere que haya un cambio total en la manera en que es asumida la atención de los reclusos, a quienes sin importar su peligrosidad hay que dignamente.
Ya el Ministerio del Interior y de Justicia anunció que en próximos meses se comenzará la construcción de un nuevo penal en esta región, el cual contaría con un número mayor de cupos y características que le impriman mayor seguridad e higiene, y espacios que permitan que quienes han parado allí puedan enderezar sus vidas. Hoy, en muchos de los casos se les violan sus derechos humanos y son tratados en forma tan infrahumana que lo lógico es que cuando salen se conviertan en nuevos factores de inestabilidad social.
Más que la cercanía del centro de reclusión, a las familias de los presos les debe interesar que los espacios en los que éstos conviven cumplan con aspectos que respeten su humanidad y que estén alejados de la situación humillante que afronta actualmente la mayoría de ellos, que en gran parte de los casos terminan vinculados a bandas delincuenciales debido a que la sociedad les ha cerrado espacios para buscar actividades legales.
En el tema de salubridad es clave que se trabaje en programas de prevención y promoción de la salud entre los presos y sus familiares, para frenar el contagio de enfermedades como VIH y tuberculosis, que además podrían extenderse a diversas poblaciones de la sociedad si no se adoptan controles eficientes en los focos carcelarios. Se espera que para julio el Tribunal de los Contencioso Administrativo de Caldas se pronuncie de fondo con respecto a ‘La Blanca' y el Buen Pastor para lograr que la condición que hoy viven los presos de Manizales cambie de manera sustancial.
Sin dar ese paso, será poco probable que funcionen los demás programas de resocialización y que puedan bloquearse la posibilidad de que se siga delinquiendo desde las cárceles, como se ha comprobado que ocurre. La paz futura de Colombia pasa por una política penitenciaria que permita la recuperación de vidas que se han ido perdiendo en el delito. .
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